miércoles, 4 de febrero de 2009

Sobrevivir en el Medio Rural (II)

Mientras escribo este artículo, recuerdo que hace ahora un año, escribí por primera vez en esta revista, recuerdo también que en aquel artículo que titulé: "Sobrevivir en el Medio Rural" contaba en primera persona las "peripecias" que realiza un farmacéutico rural en su trabajo cotidiano. Entre las dificultades que encontraba en mi trabajo diario os enumeraba los cortes de luz y teléfono, los intentos de los conductores de las empresas de mensajería por no venir, la dispersión de los habitantes de mi pueblo en aldeas..., pero lo que no conté entonces era que a estos inconvenientes logísticos, climáticos, etc ... había que sumar los inconvenientes interpuestos por el organismo encargado de velar por la salud de mis pacientes, el propio Servicio Andaluz de Salud mediante su dirección en la Zona Básica de Salud de Guillena a la que pertenece el Consultorio de El Madroño.Cuando escribí la que ahora se convierte en 1ª parte, no era mi intención el escribir esta segunda y ni mucho menos me gustaría tener que hacer una 3ª, 4ª…., pero si a las dificultades propias de trabajar en una farmacia rural en un pueblo tan pequeño como son –por citar solo algunas- la escasísima rentabilidad, el no reconocimiento de tu trabajo, imposibilidad de vacaciones, guardias permanentes, gratuitas y no rentables, le sumamos las zancadillas que esta Zona Básica nos pone, trabajar aquí ya comienza a ser una odisea, y hay que hacer un esfuerzo ímprobo para levantarse cada mañana motivado y seguir ofreciendo un servicio farmacéutico de calidad.
Hasta la fecha solo había problemas cuando el enfermero faltaba, ya que su baja no se cubría, después vinieron las vacaciones navideñas del médico titular y los "despistes" y "olvidos" a la hora de cubrir su falta, pero la gota que ha colmado el vaso ha sido el que a la doctora del consultorio de mi pueblo a la que periódicamente se le envían desde la Dirección de la Zona Básica las recetas para que pueda prescribir a los pacientes, no ha recibido las mismas esta semana y por tanto llevo cuatro días "encubriendo" este déficit en el servicio anticipando los medicamentos -de forma ilegal como todos sabéis- depositando los cupones precinto en un cucurucho de papel (se añade foto ilustrativa al respecto) a la espera de que la dirección de la Zona Básica de Salud se digne a darle recetas a mi doctora ó a que le toque al celador traerlas.

Mi primera reacción tras cuatro días seguidos en esta situación ha sido el no proporcionar la medicación sin la preceptiva receta, algo que cumpliría la legislación al pié de la letra, pero no puedo añadir al desprecio y la ignominia a la que nos ha relegado esta Dirección de la Zona Básica de Salud de Guillena el que mis vecinos y pacientes sufran más esta dejadez en el servicio y lo único que me queda es denunciarlo públicamente en estas páginas mientras sigo garantizando el acceso al medicamento, porque creo que esto no puede seguir así, ó al menos yo me niego a servir de cómplice.
No sé si esto será otra consecuencia de la crisis u otra medida de contención del gasto farmacéutico, pero si lo que se ahorra con las Unidades Clínicas que se forman en las Zonas Básicas de Salud no se empleara en pagar "suculentos" incentivos que desde el enfermero crecen de forma exponencial hasta llegar al médico encargado de la dirección de la unidad, quizás este ahorro podría emplearse en mejorar y hacer llegar una mejor atención a la población con independencia de su lugar de residencia, algo que en el modelo farmacéutico ha recibido el nombre de capilaridad. Esta misma capilaridad que nosotros garantizamos poniendo nuestra preparación y nuestro patrimonio debería ser un ejemplo a seguir por los que tienen que gestionar la ingente cantidad de dinero que a modo de impuestos aportamos todos los ciudadanos, estos gestores deberían de mirar más allá de esa obsesión enfermiza por el ahorro económico indiscriminado donde sólo se buscan resultados y cuentas negativas de gastos y no perder de vista el horizonte que realmente debería importarles que debiera ser el paciente-contribuyente.Como he comentado anteriormente, las medidas de contención de gasto y el ahorro resultante de la aplicación de las mismas deberían repercutir en un mejor servicio, y si esto no es así, sinceramente, no veo la utilidad de prestar nuestro apoyo a este tipo de medidas mediante Convenios como el Acuerdo de Precios Máximos firmado entre SAS y CACOF que dicho sea de paso es incumplido constantemente por parte de la administración sanitaria.
Así he comenzado el año tras no haber disfrutado ni tan siquiera unas pequeñas vacaciones navideñas, no sé qué os habrán traído los Reyes Magos, pero lo que a los habitantes de El Madroño y a su farmacéutico les han traído ha sido carbón, y creo que no hemos sido tan malos.
Desde el pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla…..
Ldo.: Francisco Javier Guerrero García. Farmacéutico Titular en El Madroño (Sevilla)

Publicado FARMAPRESS nº79. Revista del R.I.Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla.

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