miércoles, 23 de septiembre de 2009

Reflexiones en la Soledad del Farmacéutico Rural (y VI)

LAS SIGLAS
Las siglas son algo más que abreviaturas, un reflejo de la economía que lo impregna todo aunque, paradójicamente, somos abducidos de forma constante para derrochar y despilfarrar por encima de nuestras posibilidades reales de gasto. Esta vorágine economicista y la particularidad de que los cambios se producen a velocidad de AVE (Alta Velocidad Española) nos ha conducido a una simplificación de la que el lenguaje no ha podido permanecer al margen.

Las siglas dan nombre a una gran diversidad de elementos, como es el caso de las enfermedades y los métodos de diagnóstico que se usan para detectarlas, un ejemplo de esto es el TAC (Tomografía Axial Computerizada) y otro, no tan avanzado pero igualmente válido sería el ECG (Electro CardioGrama).

No hace tanto tiempo podías fallecer de un infarto, hoy en día mueres de un IAM. (Infarto Agudo de Miocardio), si te daba un “aire” y quedabas postrado en una cama, se decía que te había dado una congestión, hoy en su lugar debes definirlo correctamente para que no te tilden de cateto, con lo que la forma correcta de denominar este imprevisto vital es que has sufrido una AUC ó AVC (Accidente Cerebro Vascular), para evitarlo hoy en día se suele anticoagular al paciente controlándole el INR (Ratio Internacional Normalizada).

Determinadas enfermedades se han hecho famosas, como el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) y otras menos como el ERGE (Esofagitis por Reflujo GastroEsofágico), han llegado a alcanzar tal notoriedad su denominación por medio de sus siglas que nadie se molesta siquiera en traducirlas.

Es el caso de la gripe A H1N1, la sola introducción del subtipo de la gripe (A) y de los subtipos de proteína de la cubierta del virus -H1 (Hemaglutinina 1) yN1 (Neuraminidasa1)- han contribuido a que una enfermedad, que no ha hecho más méritos que personajes como Belén Esteban para ser famosa, haya alcanzado cotas de popularidad impensables. Todos hemos oído los alarmistas mensajes que la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha pregonado sobre sus “mortales“ efectos; a pesar de ser muy semejante a una gripe normal, nadie ha sido capaz –hasta ahora- de salirse de la corriente de catastrofismo que la asemejaba con una de las siete plagas bíblicas que castigaría y diezmaría la humanidad.

Las siglas nos sirven para hablar de economía, por eso es frecuente usar términos como IPC (Índice de Precios al consumo) ó IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido), no nos facultan para erigirnos en expertos en esta materia pero al menos nos ayudan a hablar con algo más de propiedad sobre estos temas.

Nunca tendrás un coche con un buen motor si éste no es al menos un TDi (Turbo Diesel inyección) aunque recientemente también están de moda los TDCi (Turbo Diesel Comanrail inyección). Si es una buena marca probablemente no puedas comprártelo si no acudes a firmar un préstamo al BBVA (Banco Bilbao Vizcaya Argentaria) ó al BSCH (Banco Santander Central Hispano), pero ¡ojito! con no pagar algún recibo, puedes acabar en el RAI (Registro de Aceptaciones Impagadas).

Como iba diciendo, dotar de siglas a organizaciones, enfermedades, …, ha sido una forma de abreviar los a menudo larguísimos nombres de los que se dotan las mismas, simplificación que camina de la mano del escaso tiempo del que disponemos y que se suma a la altísima velocidad a la que se producen los cambios.

Cuando se crea una organización, asociación, ó similar, lo primero es dotarla de unas siglas, es más, generalmente el nombre de la misma dependerá muy mucho de la sonoridad de sus primeras vocales y consonantes, ya que deben de conformar un conjunto que, como mínimo, sean fáciles de recordar y de identificar.

Hoy en día, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que, si tu organización ó sociedad no tiene unas siglas, parece hipotecada desde su nacimiento y se le augura poco reconocimiento ó relevancia.

Hace unos meses tan solo, se constituyó la PNFR (Plataforma Nacional de Farmacia Rural), y si les digo la verdad, a pesar de haber contribuido a la creación de la misma, es muy probable que si un experto en marketing tomara en sus manos estas siglas muy probablemente destrozaría en tan sólo unos segundos esta conjunción de consonantes y le auguraría una escasa repercusión.

Pero la intención de la PNFR no es la de seguir las reglas que marca el marketing con el fin de alcanzar la máxima repercusión, ninguno pensamos en ello a la hora de crearla ni tampoco que fuera importante que sonara bien, la intención era dar forma a una idea y actuar como aglutinador de las distintas organizaciones y vocalías provinciales de farmacia rural que tenían un ámbito de actuación provincial ó regional y que en el plano nacional carecían de cohesión.

No sabemos qué relevancia ó que importancia se nos otorgará desde el resto de la profesión, ó si nosotros seremos capaces de llevar a buen fin esta aventura, pero lo que si tenemos es una gran ilusión por dar solución a una problemática que, de forma directa nos afecta a nosotros, pero indirectamente lo hace también al resto de la profesión y a un modelo de farmacia que se ha comprobado altamente beneficioso para el paciente pero que al mismo tiempo nos perjudica.

Es necesario buscar modificaciones para poder afianzarlo y fortalecerlo aún más, para ello trabajaremos desde ésta PNFR, lo único que esperamos es que nuestros dirigentes recojan el guante que les lanzamos y nos vean como aliados, no como enemigos.

El reto es grande y la elección de las siglas no afectará al resultado final.

Al menos eso creo yo.

Desde el pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla…………

Un fuerte abrazo a tod@s.

Javier

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