lunes, 31 de mayo de 2010

Las farmacias rurales corren peligro

Me llamo Laura, tengo 28 años y soy farmacéutica. Hace menos de un año pedí un préstamo hipotecando la casa de mis padres para comprar la licencia de la farmacia de un pueblo en el que están censadas 250 personas. Todo iba bien, incluso las ventas habían subido respecto a años anteriores, hasta marzo, cuando dieron el primer susto al sector: el Real Decreto 4/2010 por el que se aprobaba una rebaja del 30 por ciento en los medicamentos genéricos. Tras la angustia inicial comencé a hacer cuentas y me tranquilizó comprobar que podría salir adelante aunque con bastante esfuerzo. Sin embargo, este mes ha llegado la puñalada mortal: el Real Decreto 8/2010 por el que nos van a quitar el 7,5 por ciento de nuestra facturación. Entre las dos medidas asumo que va a ser imposible para mí seguir adelante. ¿Qué voy a hacer? Mi sueño era éste: ser la farmacéutica de un pueblo pequeño y, con el tiempo, de otro un poco mayor, de unos 1.000 habitantes. Mi pesadilla es pensar que si no puedo pagar la hipoteca, embargaran el piso a mis padres.
En este pueblo hay farmacia desde 1986 y la gente aún recuerda temerosa cómo antes de ese año tenía que ir incluso a veces en burro o a pie a comprar los medicamentos al pueblo más cercano. Estas personas entonces tenían 55 ó 60 años, y ahora tienen 25 más. Ser el farmacéutico en una zona rural no es sólo un trabajo, es un servicio que se da a la sociedad para que goce de un cien por cien de cobertura sanitaria.
La farmacia rural nada tiene que ver con los megaestablecimientos que hay en las ciudades.
Laura Gutiérrez. Correo electrónico
Cartas al Director. ABC. Lunes 31/05/2010

1 comentario:

CHRUBIO dijo...

Hola Laura, me llamo Christina y vivo en un pueblo de La Rioja con los mismos habitantes que el tuyo, llevo aquí 5 años y tuve que hacer algo parecido para poder coger la farmacia, hipotequé mi casa. Estoy pasando muy malos momentos y no sé qué hacer , me encuentro atrapada en una situación que lejos de solucionarse veo empeorar día a día. Me encanta vivir en este pueblo, me vine con mucha ilusión no sólo por emprender una nueva "aventura" para mí, sino por darles otra forma de vida diferente de la cuidad a mis hijos.
Al principio me produjo alegría comprobar que no estoy sola en esta situación, pero hoy me siento apenada. Ojala no estuviesemos así ninguno!
No sé si adelantaremos mucho en el momento económico actual, pero tenemos que intentarlo,aguantar en nuestra oficina (no nos queda otra, hay que pagar las letras), comunicar nuestra situación a cúantas más personas mejor, a cuántos más compañeros farmaceúticos mejor,a nuestros vocales rurales, a nuestro presidente del colegio , que nuestro médico habitual sepa la situación que atravesamos..., tenemos que asociarnos cuántos más mejor... y confiar en que encontraremos una salida.Nos queda mucho trabajo por delante.Un saludo desde La Rioja.