miércoles, 21 de julio de 2010

2010, LA ODISEA CONTINÚA


Flagrante plagio de la segunda parte de aquella película que dirigió en su primera versión Stanley Kubrick, el título viene “al pelo” con el motivo del artículo: primero por la fecha –por coincidir con el corriente- y segundo porque no se me ocurre mejor manera de calificar el ejercicio actual de la profesión farmacéutica en el medio rural que de odisea.

En 2010 da comienzo la segunda década del siglo XXI, la era tecnológica que ya en la película nos hacía capaces de pisar otros planetas, en la vida real, y una vez alcanzado este momento cronológico en la historia, no se ha correspondido con el desarrollo que la cinta adelantaba.

A pesar de todo, el siglo XXI ha sido y es sinónimo de desarrollo tecnológico, por ello resulta aún más incongruente y anacrónico encontrarnos con determinadas situaciones impropias de un país desarrollado.

Me refiero a las condiciones de trabajo de los profesionales que desempeñamos nuestra labor en farmacias rurales, compañeros aislados de la ajetreada vida urbana y de los propios organismos de decisión de la profesión, que ofrecemos un servicio impecable en  condiciones de precariedad personal y profesional, con escasos ingresos en el caso de las farmacias ubicadas en pequeñas poblaciones y sin poder tomar vacaciones ni darnos de baja, trabajando a diario sin más ayuda que la propia, en horario regular y además de guardia continua y no remunerada 24 horas durante 187 días en el mejor de los casos y 365 en los peores…., argumentos repetidos hasta la saciedad pero necesarios de recordar, tanto como que esta diáspora profesional tiene su origen en la Planificación establecida en 1941 y culminada con el RD 909/78; su objetivo era hacer accesible el medicamento a cualquier persona con independencia de donde ésta viviera y ha logrado una ratio de accesibilidad prácticamente universal y sin parangón a nivel mundial.

Si bien este razonamiento es lógico en cuanto al objetivo buscado, no es coherente en su aplicación ni en los medios destinados a garantizarlo. La Planificación conculcó el derecho al libre establecimiento, por ello, lo mínimo que ha de exigírsele es que sea dinámica y adaptable a la coyuntura demográfica y económica, su no revisión en función de estos factores sería una mala Planificación, y justifica a los que esgrimen el argumento de que el Modelo Farmacéutico incumple leyes básicas en un entorno de libre comercio.

Planificar exige evaluar las necesidades que demandan el servicio a realizar, las exigencias de éste y la garantía de que la gestión del mismo –en este caso privada- resulte viable al prestador. Este planteamiento lógico que debería hacerse la Administración a la hora de abrir nuevas oficinas de farmacia y por supuesto con las ya abiertas, también debería hacérselo el resto de la profesión, garantizar unas condiciones, no diré atractivas, sino justas y razonables a los que ejercemos en el medio rural y revisar la situación regularmente.

Desde la recién creada SEFAR tenemos muy claro que no tener en cuenta estos argumentos pone en duda el propio sistema planificado, base del Modelo Mediterráneo de Farmacia, por ello, lucharemos para que este tipo de cuestiones estén presentes en todas las mesas de negociación, sólo te pedimos a ti, compañero, un pequeño gesto, tu inscripción, implicándote así en este proyecto y otorgando a la farmacia rural la representatividad que merece y que actualmente no tiene, de esta forma esperamos contribuir a que el ejercicio en el medio rural, en pleno 2010, deje de ser una odisea.

Francisco Javier Guerrero García (fjguerrerogarcia@gmail.com)
Presidente de la Sociedad Española de Farmacia Rural. SEFAR
(e-mail de contacto: pnfrural@gmail.com)

Artículo Publicado en la Revista Pharm. EDICIONES EDIMSA. JULIO-AGOSTO 2010. AÑO 4. Nº5
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