viernes, 9 de marzo de 2012

Palabras que se lleva el viento

Es un placer leer artículos de farmacéuticos, como Francisco Glez. Lara ó Francisco Guardia, que trabajan en pueblos pequeños y sienten y viven día a día la realidad del ejercicio rural de la profesión. Anima a seguir adelante y a escribir para compartir. Aprovecho también para agradecer a Javier Guerrero, que nos ofrece un marco para publicar en forma de blog, todo su trabajo y dedicación a la farmacia rural.
Me gustaría en estas líneas tratar de economía. Adelanto que soy un profano en la materia, solo con los escasos conocimientos contables necesarios para el todoterreno farmacéutico rural. Además, los ámbitos que me propongo abordar son nada más ni nada menos que la banca, las pensiones y las farmacias. Pero aún así me adentro en la búsqueda de un máximo común denominador entre ellas dejando a otros que encuentren el mínimo común múltiplo imprescindible para solucionar la problemática.
¿Porqué la banca, las pensiones y la farmacia? Creo que por su íntima relación con el futuro de la profesión de boticario –sin banca que financie ni pensionistas que asistir poca botica encontraremos- y por su esencia de elementos que para su existencia necesitan de la confianza. Confianza en que el futuro no vendrá con grandes cambios que pueden perturbar su continuidad.
Pero la realidad se impone y en países como Grecia, que por cierto no difiere mucho su pronostico del de España según el Wall Street Journal de hace unos días, las cosas están cambiando y mucho. En Grecia se está reinventando la farmacia y aquí nos están exhortando a la reinvención.
Empezando por la banca, si se me permite la licencia categórica, afirmo que ha existido, existe y existirá mientras el mundo sea mundo y el género humano lo habite.
La banca actual se basa en la relación de confianza cliente-entidad y entre otras tiene la potestad de crear dinero. Es en la facultad de crear monetario donde, estimo, radica una de las causas de la actual crisis por el estallido de la burbuja inmobiliaria. Porque ha creado tal cantidad que se ha producido un crecimiento ficticio e insostenible de la economía.
Y me explico. Si Frumencio, vecino del pueblo de 500 habitantes donde tengo la botica, ingresa 100 euros en una cuenta corriente, el banco puede prestar de esos 100 euros, 98 euros –coeficiente de caja-. Esos 98 euros que recibe prestado Hereteides los puede invertir en comprar su casa y Gildardo, el vendedor, los puede llevar de nuevo al banco que, a su vez, puede de nuevo prestar 95.
En resumidas cuentas, de los 100 euros iniciales y con solo tres personas se ha duplicado la cantidad de dinero.
Imaginémonos si lo llevamos a los 45 millones de personas que viven en España. Vamos, que lo de ...si todos fueran a la vez al banco a por su dinero no habría... está mas claro que el agua.
Ciertamente es la confianza, que algunos mas retorcidos calificarían de sistema piramidal, lo que sustenta el sistema bancario.
En cuanto al sistema de pensiones español se puede afirmar que se basa en la solidaridad intergeneracional. Con las aportaciones de los cotizantes que están afiliados a la Seguridad Social se abonan las pensiones y demás prestaciones, salvo la medico-farmacéutica que es vía impuestos, del Seguro Público.
Es un sistema basado en la confianza en nuestros gestores que sabrán solventar problemas demográficos y de cualquier índole para garantizar que en el futuro cobraremos nuestra pensión por jubilación. Se introducirán correcciones y todos los cambios pertinentes sea mediante Pactos o sin ellos, pero confiamos en que los gestores sabrán. Sin pensiones que alimenten y, además, sin gratuidad de medicamentos para los pensionistas la botica difícilmente sería lo que es ahora.
Repito, sistema basado en la confianza. No me gusta aquello de sistema piramidal que tiene otras connotaciones que alarman demasiado.
Sobre el sistema de farmacia actual existe una regulación muy desarrollada que aborda desde la planificación y ordenación hasta el precio de medicamentos y demás productos sanitarios incluyendo todo lo relacionado con el ejercicio de la profesión. Derivada de la planificación existe una limitación en el número de farmacias que genera paralelamente un mercado de licencias, fondo de comercio, todo ello para que el medicamento llegue a todos los rincones del Estado. Es lo comúnmente conocido como capilaridad y que como consecuencia facilita o facilitaba una tranquilidad en cuanto a la economía de los farmacéuticos titulares de las oficinas para poder dar una prestación de calidad a los pacientes.
Es la propiedad-titularidad de las oficinas de farmacia lo que podría valorarse actualmente como el máximo común divisor, en palabras de D. Fco. González Lara, entre todas las farmacias del Estado.
Las plusvalías derivadas del crecimiento de la factura farmacéutica, no hay que olvidar que el precio de la licencia está en función de la facturación, complementaban los déficit remunerativos en boticas rurales y era y es la confianza en la trasmisión de la botica lo que animaba y empuja a soportar la dureza del ejercicio en el medio rural.
Insisto, confianza y no sistema piramidal, que lo de Afinsa, Forum Filatélico y demás es otra cosa.
Otro día escribiré sobre doctrina jurídica y jurisprudencia de la legislación que sostiene la planificación. Que me apetece mucho.
Un saludo,
Andrés Reviriego.

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