lunes, 21 de julio de 2008

La botica se 'busca la vida' ante la falta de sustitutos en meses estivales

Un año más, los farmacéuticos españoles se topan de bruces con un problema que viene agravándose año tras año: las sustituciones durante las vacaciones de verano. Para aquellas boticas en las que, además del titular, trabaja un farmacéutico adjunto, la cosa parece sencilla: basta con organizarse por turnos y mientras uno descansa, el otro se hace cargo de la oficina. El problema llega cuando la botica en cuestión cuenta con un único farmacéutico.
Manuel F. Bustelo.CORREO FARMACÉUTICO. manuel.bustelo@correofarmaceutico.com 21/07/2008
Encontrar un sustituto que se haga cargo de ella durante el periodo estival se ha convertido en una auténtica misión imposible, ya que, durante estos meses, las bolsas de trabajo de los COF se encuentran prácticamente vacías, y la única solución para muchos es cerrar la botica para disfrutar de unos días de descanso.La situación empeora en las farmacias rurales, donde los boticarios, además del problema de la escasez de sustitutos, no ven factible la posibilidad de cerrar la farmacia, y menos aún en pueblos con una única botica: "La solución que nos llega desde la Consejería es echar el cerrojo e irnos unos días, pero eso, en poblaciones con farmacia única, es imposible por dos razones: una, la profesionalidad, ya que no vas a dejar de atender a personas que sabes que tienen difícil desplazarse a otros municipios, y otra, por la alarma que se genera dentro del propio pueblo cuando se enteran de que se van a quedar algunos días sin farmacia", explica a CF Carlos Palacios, secretario de la Asociación de Farmacéuticos de Pequeños Municipios de Toledo.Un dilema extendidoAl afectar sobre todo a la botica rural, hay quien puede pensar que este problema está poco extendido. Pero los últimos datos del Consejo General revelan que 2.019 farmacias están distribuidas en poblaciones de menos de 1.000 habitantes y que, de ellas, más de 1.050 lo están en núcleos urbanos que apenas superan los 500.
Conscientes de que el problema es cada vez mayor, los boticarios orientan sus peticiones a los colegios y administraciones en busca de soluciones. Sin embargo, son estos responsables y representantes los primeros que tildan el asunto de "complejo y difícil".
Sistema de rotaciónTeodomiro Hidalgo, vocal del Oficina de Farmacia del Consejo General de COF, sostiene que "esta situación viene repitiéndose cada año porque no se dispone de una solución concreta". Añade: "La medida más factible sería un sistema de rotación, en el que las farmacias de una misma área se pusiesen de acuerdo para cubrirse las vacaciones. La cosa se complica en las boticas rurales, donde, a priori, las únicas soluciones posibles podrían ser la asociación entre farmacias o el establecimiento de un Sistema de turnos".Cansados de esta situación, según ha podido saber CF, los boticarios rurales se han visto obligados a buscarse la vida, adoptando medidas creativas, como la contratación de un mismo sustituto que rote por varias boticas o el ofrecimiento de paquetes de viaje que incluyan alojamiento y manutención; y llegando incluso a realizar cierta prácticas irregulares como, por ejemplo, que dos boticas de municipios cercanos se pongan de acuerdo para que uno de los farmacéuticos abra la suya por la mañana y la otra por la tarde, mientras su compañero se va de vacaciones.El caso extremeñoEn busca de soluciones más viables, Extremadura ha sido la primera en dar un paso más. Como ya anunció este periódico a principios del pasado verano, la Consejería de Sanidad permitió que los auxiliares quedasen al frente de las boticas, sustituyendo al farmacéutico; una medida que matiza Encarna Comerón, secretaria del COF de Badajoz: "Esta solución se aplicó en pueblos de farmacia única y siempre con la condición de que el auxiliar estuviese bajo la supervisión de un farmacéutico de un pueblo cercano".Comerón afirma que la experiencia ha sido "muy positiva" ya que permitió que boticarios que llevaban años sin descanso "pudiesen pillar vacaciones". Cuenta además que "con esta medida lo que también quedó patente fue la solidaridad entre los boticarios, ya que supieron compenetrarse a la hora de hacer las supervisiones ".Por ello, anima al resto de comunidades a plantearse la adaptación de esta medida: "No hemos recibido ningún comunicado por parte de la Consejería de que se vaya a modificar. No hubo ninguna denuncia ni ninguna crítica, por lo que parece que ésta podría ser una muy buena solución".Sin embargo, muchos de los demás departamentos autonómicos de Sanidad no terminan de ver con buenos ojos la medida y se ratifican en que es inviable que un auxiliar se quede al frente de la botica.Es el caso de Galicia, desde cuya Consejería se afirma que será "tajante" a la hora de "garantizar la presencia de un farmacéutico durante el horario de atención al público, tal y como establece la normativa". "No está previsto hacer ninguna excepción al respecto", añade.
‘Burn-out’: un síndrome frecuente
El burn-out, más conocido popularmente como el síndrome del quemado, suele afectar con cierta frecuencia a muchos de los boticarios –especialmente los del medio rural– que llevan muchos años sin poder disponer de vacaciones. Así lo asegura Francisco Mateo, presidente de la Asociación de Farmacéuticos Rurales de Cataluña: "Muchos de nosotros llevamos más de 20 años sin poder coger más vacaciones que pequeños puentes de jueves a domingo repartidos en el año. Esta situación se traduce en una cierta quemazón asociada a estados depresivos y de desánimo".
Mateo recuerda además que "en el medio rural, uno es farmacéutico las 24 horas del día, ya que cuando estás en el bar con tu mujer tomándote una cerveza, muchos se te acercan para preguntarte por su tratamiento o consultarte una dolencia".
Por ello, junto a otros campañeros, exige a las administraciones que sean más flexibles a la hora de adoptar posibles medidas para paliar el problema: "No se proponen soluciones claras y todo son trabas a la hora de dar el brazo a torcer frente a posibles alternativas. Se nota que aquellos que ponen las normas son personas que viven en la capital con horarios y vacaciones estipulados".
¿Mismo rasero?
En un tono aún más crítico asegura que es bueno que existan estas medidas de control para garantizar la calidad de la AF, pero sostiene que son necesarias ciertas excepciones: "No es posible que se apliquen las normativas con la misma rigurosidad en el medio urbano que en el rural.
Que un auxiliar se quede algunas horas sólo en una oficina de farmacia en una capital de provincia podría ser sancionable, pero, ¿sería moral una sanción similar en una botica rural en la que el farmacéutico ha tenido que salir por una urgencia?".

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